sábado, 19 de febrero de 2011

Perderse



Había una hilera de altos cipreses que vigilaban una pequeña senda, rodeada de hierba marchita, gris. Anochecía, si.
Se escuchaban los últimos cantos de los pájaros mientras se encendían el de los grillos. Me di cuenta de que estaba descalza y que la tierra fría se incrustaba a cada paso en mi piel.
No me importó mancharme el vestido de barro, porque sabía que después no me arrepentiría. Y sin embargo, ahí estaba buscando el último rayo de sol perdido, sin encontrarlo.
No sé que hago ahí. Pero estoy perdida y busco el camino a casa.
Se me ocurre la idea de salirme de la vereda, cambiar la tierra por la hierba bajo mis pies, y perderme a conciencia. Quizás así sea capaz de encontrarme. Olvidar...


No hay comentarios:

Publicar un comentario